Un taxi nos pasó a buscar al hotel bien temprano y nos dejó en el puerto desde donde tomaríamos nuestro Ferry para llegar a Mykonos desde Atenas, la línea se llama «Seajets» (pueden visitar su página) y tiene varios recorridos, es como una micro de agua pero mucho más sofisticada jajajajjajajajaj.

Íbamos cargados como ekekos, cada uno llevaba una maleta grande más una pequeña, además a mi se me ocurrió llevar TODOS mis sombreros (peor decisión del mundo), así que tenía que andarlos acarreando para todos lados, los que me conocen saben lo torpe que soy por naturaleza y cuando ando incómoda o con tanta cosa soy el triple de torpe, además en mi desesperación me pongo idiota… un encanto de persona, a todo eso que llevábamos súmale que íbamos con unas cajas enormes con el desayuno del hotel, la maleta del andrés se había roto, una de las ruedas no funcionaba y estábamos cargados hasta los dientes y todo esto fue en un trayecto de 200 metros desde el taxi a la plataforma del Ferry, además teníamos que estar esquivando a cuanto turista asegurado se nos cruzaba… yo estaba que le tiraba el desayuno por la cabeza.

El viaje duró dos horas y media, por lo que podríamos haber intentado dormir, si no fuera por una vieja que se sentó a mi lado y les prometo que tenía un vozarrón AAAAAAAY HIJO MÍO!!! Obvio que no entendía ni jota de lo que decía, sin embargo para entretenernos, ya que no podíamos dormir, inventábamos que podría estar diciendo, ya que llamo por teléfono a todos los contactos que tenía en su celular, además de hablar con las hijas que cada cierto rato venían a verla… llegamos a la conclusión de que la señora estaba enojada con sus hijas porque la habían dejado cuidando los bolsos, que no eran pocos, y no podía pararse ni al baño… entonces seguramente le decía a su hija que para que la invitaban si no la incluían jajajjajajajajajja

Esperando a que abrieran las puertas del Ferry

Una vez que llegamos a la Isla, nos estaba esperando nuestra van, así que solamente me tiré encima del asiento y que el resto se preocupara de mis cosas jajajajjajajajajjajaj, el chofer no era del lugar, pero nos contó que en estas fechas como aumenta el turismo, todos se vienen a trabajar, además nos contaba detalles históricos de la Isla como que Lindsay Lohan era dueña de un bar y que venía siempre, que las Kardashian también iban a la Isla, cosas históricas como esas ajajajjajajajajjajajaj.

Parte de la Isla en donde nos quedamos

Una vez que llegamos al hotel fue…. ME QUEDO A VIVIR AQUÍ, la foto por fuera no le hace justicia para nada a como es el lugar por dentro, incluso tiene playa privada. Esto es lo que nos queda bien!

Lo primero que hicimos fue ponernos el traje de baño y al agua, la piscina la teníamos para nosotros solos, había un silencio y una tranquilidad, que les prometo que me sentía lo más Zen del mundo, nada podría molestarme…. OSEA, para que engañarlos, así como NADA, no, pero estaba muuuuuy tranquila.

Después de un laaaaargo rato disfrutando de la piscina y bronceandonos, porque ésta vez sí que logramos lo imposible… EL ANDRÉS AGARRÓ COLOR!!!, decidimos almorzar en el restaurant del hotel.

Era bien bien carozzi, así que sólo almorzamos ese día ahí y fue muy buena opción porque no queríamos movernos ese día y la comida era bien buena.

Después de este almuerzo volvimos a tirarnos de guatita al sol hasta que el sol se escondió y decidimos ir a la «HORA» (se pronuncia JORA) que es el centro de la Isla, tomamos un bus tipo micro que nos dejó justo en la entrada peatonal del centro.

Acá pudimos reconocer varios lugares que habíamos visto en fotos, debo decir que las calles son maravillosas, diferentes a las que hemos visto, pero hermosas, no sé si será la combinación del blanco con el azul ó justo que tuvimos la suerte de que fuera Luna llena y tuviese una vibra especial, no lo sé, pero no perdimos entre las calles hasta llegar a la orilla de la playa.

Estas fotos son maravillosas, la luz era perfecta y el lugar muy tranquilo, pudimos escuchar el sonido del mar golpeando suavemente las rocas… que placer más grande el de escuchar el mar.

Al día siguiente Andrés llegó con una moto 4X4 que arrendó por 40€, así que armamos un bolsito y nos fuimos a recorrer la Isla en busca de unas playas que nos habían recomendado, fue la mejor idea que pudo tener porque nos permitió tener la libertad para movernos por donde quisiéramos y no es una opción cara.

Ya arriba de la moto, iba más pegada al Andrés que tatuaje de chicle (se me cayó el carné briiiiigido), porque a mi socio le gusta andar rápido. Sólo que a veces olvidaba que iba con alguien más, hasta que pasamos un hoyo y Juan Segura se levantó de la moto para no lastimarse y se le olvidó avisarme…. todavía tengo los riñones resentidos del golpe jajajajajjajajajaj el grito que se escuchó hasta Valparaíso le recordó altiro que llevaba a alguien atrás.

Después de visitar las playas pasamos por un pueblito y decidimos almorzar antes de seguir recorriendo. Era un local estilo «picada», en mi afán de que nos regalonearan por estar en nuestra luna de miel, les comenté que estábamos acá por ese motivo y esto fue el gesto más tierno y romántico que nos dieron en todo el viaje, un pulpo al olivo en forma de corazón… LO AME!

Después del almuerzo seguimos recorriendo la isla y volvimos al Hotel para seguir disfrutando del sol y la piscina, nos pegamos una siesta al sol de lo más increíble.

Decidimos no salir, ya que estábamos cansado, sin embargo no fue impedimento para hacer un picoteo rico en la terraza de nuestra pieza y esperar a que se pusiera el sol, pudimos conversar sobre muchas cosas, pero sobre todo reírnos mucho.

La noche estaba muy linda, así que fuimos por una sesión de fotos y terminaron siendo unas TREMENDAS FOTOS, entre los paisajes, la luz, la facha, la pinta, nuestros bronceados… que más se necesita? Por supuesto, estar así de enamorados como nosotros!

Al día siguiente decidimos aprovechar la playa privada que teníamos al lado, la tranquilidad en general del sector en donde nos quedamos es única, por lo que de verdad descansamos y disfrutamos del sol, el día y de estar juntos.

No sin antes partir el día con un buen desayuno, la siguiente foto son sólo dos de los 4 platos que desayunó el Andrés…. paaaaaabre todavía está en época de crecimiento, necesita alimentarse bien.

La playa no era de arena, pero habían sillas de playa comodísimas para tomar sol y recostarse, así que mientras yo cultivaba mi bronceado, Andrés se dedicaba a buscar peces.

Entre que vigilaba al Andrés que no se fuera muy lejos o no estuviera ahogándose y que estaba dándome vueltas para broncearme parejo (lo cual NO sucedió), llegó el momento de la siesta. Nos pegamos una siestecita tan profunda que por los ronquidos del Andrés o míos pueden haber pensado que algún animal salvaje andaba por ahí cerca.

Después de perder la dignidad con esa siesta, nos fuimos a ver el atardecer desde el Jacuzzi privado que teníamos en el rooftop de la pieza, no sé si es nuestro bronceado, pero parecemos modelos jajajajajjajajajaja.

RECOMENDADO #1: Arrendar una Moto.

Sí o sí es la mejor opción para moverse en una Isla pequeña, no es caro, igual depende del tipo de moto que quieras arrendar, porque habían hasta unos mini descapotables, todo depende de tu presupuesto. Para el estacionamiento hay parking gratis, así que olvídate de pagar por el estacionamiento.

RECOMENDADO #2: Alojarse en «Petasos Beach Resort & Spa»

Este recomendado es para aquellos que tienen presupuesto amplio o para quienes quieren darse un gusto, porque HIIIIIIIIIIJO vale la pena cada peso que gastes acá.

RECOMENDADO #3: Comer un Gyros en la Hora

Sigo enamorada de este alimento, tiene lo básico para una dieta balanceada jajajajajajajjajaja, en cualquier local en la Hora venden los Gyros, si no tienes algún lugar en mente, siempre fíjate en el que está más lleno, eso te dará una idea de que tan bueno puede ser.

Estamos descansadísimos, nos encantó la energía que tiene esta Isla, sin duda volveremos porque nos encantó, vale la pena invertir un poquito en el presupuesto para tener un buen hotel, pero en caso de que no se pueda, donde te quedes, créeme que valdrá la pena.

Familia Díaz Soriano

Cariños,

Fer.

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