Antes de empezar el viaje teníamos claro que el tour de Roma era el que íbamos a tomar con la compañía de Cruceros, nuestra idea era que el resto de los puertos los haríamos nosotros por nuestra cuenta. La verdad es que no teníamos muchas reseñas sobre Sicilia (más que “El Padrino”), decidimos que era mejor opción comprar un tour, claro que cuando fuimos a pagarlo estaban casi todos vendidos, sólo quedaba uno para recorrer “Taormina”, como no teníamos muchas opciones decidimos tomarlo y fue una de las mejores decisiones, la ciudad ha sido la más hermosa que he visto.

Para éste tour utilizamos la misma técnica que el anterior y nos aseguramos con los puestos, eso sí, este grupo no es tan simpático como el de Roma. Nuestra guía habló hasta que se cansó y la verdad es que me tenía bien estresada porque la voz no era agradable y no me dejaba apreciar la ciudad, hablaba a caaaaaada rato, no paraba nunca… QUE ATROZ! 

Taormina queda a unos 40 min de Messina, puerto en donde desembarcamos, durante el trayecto en bus se puede disfrutar de los paisajes con mucho verde y entre unas montañas se divisa el Volcán activo de la Isla.

Para llegar a Taormina hay que subir un cerro más empinado que la subida Ferrari en Valparaíso y la calle era más chica, yo juré que a más de algún abuelito le podría dar un infarto, pero iban más entretenidos… debe ser lo más emocionante que le ha pasado en por lo menos 5 años jajajjajajajajajajajaja, lo que es nosotros íbamos agarrados al asiento, ya veía que nos caíamos por el acantilado.

Cuándo llegamos al punto de partida, habían fácil 5 tour de 50 personas cada uno app (la mayoría asiáticos), podrán entender mi alegría entre la radio parlante de la guía (que para ser justos es su pega hablar tanto… aun así su voz desagradable), los asiáticos gritando como locos, sacándole fotos hasta al basurero, tirándose encima sin pedir permiso, poniéndote el palo selfie en la cara, se te ponen en medio de las fotos… gente muy agradable y yo ahí al medio entre ellos, estaba FELIZ (medalla de honor para Andrés por la paciencia que me tiene)

La alegría de estar rodeada de gente!

La mejor parte fue cuando me saqué el audífono para no escuchar a la guía, ahí disfruté de cada una de las calles pequeñas y llenas de colores, pude tomar unas fotos maravillosas, la verdad que la ciudad misma es preciosa. En la calle principal están llenas de locales comerciales, lo que se te ocurra había, incluso Starbucks!

Después de pasar por todas las tiendas rápido para llegar al Museo y después aprovechar el tiempo libre, ingresamos al  teatro griego de Taormina. Es increíble como pudieron construir esto hace tanto tiempo, si bien ahora está en ruinas es hermoso. Vimos muchos niños pequeños de paseo con sus profesoras y también jóvenes en lo mismo, súper respetuosos con el lugar y los turistas… igual que los asiáticos, DAAAAAAALE CON LOS ASIÁTICOS.

Una vez que terminó la visita, bajamos al centro del pueblo y comenzamos a recorrer por nuestra cuenta, nos compramos un helado grotesco (pero exquisito) y nos perdimos entre algunas calles paralelas a la principal donde no había gente y podíamos tomar fotos con tranquilidad.

Antes del horario para el regreso nosotros ya habíamos visto todo, así que decidimos pasar a un local con Wifi para mandarle un mensaje a la Familia y avisarles que estábamos bien. En el crucero podríamos haber contratado el plan con Internet, pero no valía la pena, era muy caro y en realidad queríamos disfrutar y desconectarnos, sólo que no recordé como se pone mi Santa Madre cuando no tiene noticias…así que después de 6 días sin noticias nuestras, yo podía imaginarme a mi pobre madre un poco nerviosa…SOLO UN POCO!

Apenas me llegaron los mensajes tenía fácil 50 notificaciones de mi madre, entre textos, audios, emoticones, fotos, video llamadas, zumbidos (para los millennials) todo lo que se puedan imaginar. Antes de leerlos todos la quise llamar,a pesar de tener 7 horas de diferencia y que fuese Sábado, sabía que la pobre debía estar un poco asustada… corte, se despertó en dos segundos y se puso más feliz que cuando me titulé. Claramente, se había pasado los rollos más insólitos de la vida, desde que nos habíamos hundido en el mar tipo titanic, que nos habíamos hundido y estábamos en una isla esperando por ayuda, hasta incluso que Andrés me había tirado al mar en la noche y nadie se había dado cuenta jajajajajajajajjajajajajajja PAAAAAAAAAABRE, igual sé que cuando sea madre seré peor, porque yo si que tengo imaginación jajjajajajajajajajj.

Estuvimos hablando un rato, Andrés aprovechó de hablar con su mamá, su tío, unos amigos… básicamente nos pusimos al día con todos en 15 min, después de eso entendí que quizás cuando nos bajáramos en cada puerto podríamos buscar internet para avisar que estábamos bien, en vez de ir a comer helados jajajajajajajajajajja

En el bus de vuelta me puse a leer los mensajes de mi mamá y debo decir que nos reímos demasiado, los mensajes partían con un tono suave para saber como estaba, como no hubo respuesta me mandaba un audio y con el paso del tiempo y con los rollos que se pasó, el tono cambió de preocupación a enojo, después a preocupación de nuevo y después a rabia y así…. soy la peor por reírme de esto pero es que de verdad pasó mi pobre madre un tremendo susto y por todas las etapas emocionales, aunque no es primera vez qué pasa. Un año viaje con mis mejores amigas al sur y estábamos en las 7 tazas acampando, había solo señal satelital y era súper cara, con presupuesto de estudiante y mochilero cuidábamos la plata y mi prioridad siempre ha sido la comida, la cosa es que no supo de nosotras 3 días y LLAMO AL GUARDA PARQUE para saber si estábamos bien, así que ahora podría haber sido la INTERPOL… cosa de madres no(?)

Ya en el barco fuimos a almorzar a un local cerca del muelle en donde estaba nuestro barco, pedimos unas pastas y estaban muuuy ricas la salsa era Carbonara y bien picante, pero aún así no fue más rica que una que nos prepara un gran amigo Brasileño… después del almuerzo era necesaria una siesta, lo que vino después es más de la difícil vida en un crucero, tomar sol y después a cenar… así dan ganas de viajar.

Cariños,

Fer

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